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La Torre Eiffel

Descubra su rica historia, datos curiosos e información para el visitante

Aunque la mayoría de personas reconocerá al instante el armazón enrejado de la Torre Eiffel, los detalles de su fascinante historia quizá no sean tan conocidos. Inaugurada en 1889, la estructura de Art Nouveau ha atraído a casi 250 millones de visitantes hasta la fecha y se ha convertido en el monumento con entrada de pago más visitado del mundo. Se ha granjeado la reputación de ser uno de los destinos más románticos para las proposiciones de matrimonio y una atracción de obligada visita para el público de todas las edades en una ciudad repleta de los monumentos, museos y galerías más emblemáticos del mundo. Sus arcos decorativos se admiran internacionalmente con más de 30 réplicas en lugares tan lejanos como Nevada y Tokio, y ha desempeñado un papel clave en los avances científicos de Francia. Descubra la historia tras la mismísima “dama de hierro” de Francia y organice su visita a este famoso monumento durante su siguiente estancia al Hotel Balzac.

Historia

El 31 de marzo de 1889, Alexandre Gustave Eiffel subió los 1710 escalones de la torre que llevaba su nombre. Su objetivo era atar la bandera azul, blanca y roja de Francia en lo más alto. Una inauguración digna de lo que se convertiría en el símbolo internacional de su país. No obstante, este monumento de 324 metros de altura no fue la obra de un solo hombre. El Journal Officiel organizó un concurso para “estudiar la posibilidad de erigir una torre de hierro en el Campo de Marte”. La estructura ofrecería una grandiosa entrada para la X Exposición Universal, una feria mundial celebrada para conmemorar el centenario de la Revolución francesa. Se recibieron 107 propuestas y el diseño ganador fue creado por Eiffel, los ingenieros Maurice Koechlin y Emile Nouguier y el arquitecto Stephen Sauvestre.

Se requirió la colaboración de 50 ingenieros y diseñadores, 150 obreros de fábrica y hasta 300 trabajadores in situ, además de dos años, dos meses y cinco días para construir esta proeza de la ingeniería francesa. Aunque los críticos la describían como “la deshonra de París”, a la mayoría de la ciudad, y del mundo, le encantó la Torre Eiffel. Atrajo a 12 000 visitantes diarios durante la feria, lo cual no debería haber sido sorprendente teniendo en cuenta que era la estructura artificial más alta del mundo (y continuó siéndolo durante los siguientes 41 años hasta que se inauguró el Edificio Chrysler de Nueva York).

Avances científicos

Estaba previsto que la Torre Eiffel solo dominara el perfil urbano de París durante 20 años. Sin embargo, Gustave Eiffel estaba decidido a asegurar el futuro de su creación encontrándole un uso práctico. Dedicó los últimos 30 años de su vida a experimentos científicos asociados con su estructura en celosía: desde el estudio de la astronomía en el último piso hasta la construcción de túneles de viento a sus pies. El resultado más significativo y fructífero de sus esfuerzos estuvo relacionado con la construcción de una torre de antena para emisión por radio.

En la Torre Eiffel se realizaron los primeros experimentos radiofónicos, y se utilizó para interceptar mensajes entre Alemania y España durante la Primera Guerra Mundial. Al interferir en las comunicaciones de radio alemanas, los transmisores de la torre contribuyeron a ralentizar el avance de los soldados alemanes en la Primera batalla del Marne en 1914 y también desempeñaron un papel fundamental en el arresto de Mata Hari, una bailarina exótica convertida en espía. La torre también fue esencial en el lanzamiento de la televisión francesa y, en la actualidad, alberga 120 antenas.

Datos curiosos y hazañas deportivas

Como uno de los monumentos más famosos e imponentes del mundo, la Torre Eiffel ha atraído la atención de muchos artistas importantes y fanáticos del deporte, y también ha sido escenario de muchas historias legendarias. Por ejemplo, ¿sabía que el estafador conocido como el “Conde” Victor Lustig “vendió” la torre dos veces como chatarra? Tras leer que el monumento estaba en muy mal estado en 1925, Lustig organizó una reunión y se hizo pasar con éxito por un alto funcionario del gobierno francés deseoso de vender la torre debido a “... fallos de ingeniería, reparaciones costosas y problemas políticos...”. Su primer comprador fue un empresario que deseaba labrarse un nombre en París, quien, una vez se supo la verdad, decidió no presentar cargos para salvar las apariencias. En cambio, durante su segundo intento, se alertó a las autoridades y Lustig huyó a América.

Su segunda planta fue durante un tiempo la sede de la imprenta del periódico Le Figaro y las doce del mediodía se marcaban a diario con un disparo desde la torre hasta 1907, cuando se colocó un reloj gigantesco de seis metros. Ha aparecido en películas como Una cara con ángel de 1957, Encuentro en París de 1963 y El código Da Vinci de 2006, además de ser objeto de pinturas de artistas como Paul Signac, Marc Chagall y Robert Delaunay. Jean Cocteau la describió como una “…bella jirafa de encaje…” y escribió un libretto que inspiró un ballet titulado “Les Mariés de la Tour Eiffel”, que se representó por primera vez en 1921.

La altura de la Torre Eiffel y sus numerosas escaleras también han atraído la atención de muchos entusiastas del deporte a lo largo de los años. Desde ella, se ha hecho puenting, salto con paracaídas y rappel mientras que sus escaleras se han recorrido sobre monociclo, silla de ruedas, bicicletas de montaña y motocicletas de motocross. Sus pisos y la base han albergado una gigantesca rayuela, un torneo de golf, una piscina y una pista de nieve con un bar de hielo, y hay una cuerda para hacer equilibrismo de 700 metros que va desde la torre hasta el Palacio de Chaillot.

El elefante más viejo del mundo logró subir hasta el primer piso en 1948 y 227 participantes compitieron en un “Campeonato de subir escaleras” organizado por el periódico “Le Sport” en 1905. Asimismo, el futuro alcalde de Montmartre, Pierre Labric, bajó en bicicleta el tramo de escaleras hasta el primer piso en 1923 para ganar una “copa”, que ahora puede encontrarse en los sótanos de la torre, ¡antes de ser arrestado por la policía, que le esperaba abajo! Desde inspiración para el arte hasta escenario de algunas de las anécdotas más divertidas de todo París, la Torre Eiffel cuenta con una historia fascinante.

Visita a la Torre Eiffel

Visitar la Torre Eiffel no podría ser más fácil durante una estancia en el Hotel Balzac. Si desea explorar las calles de la ciudad podrá disfrutar de un paseo de 30 minutos de puerta a puerta, mientras que las estaciones de metro y RER más próximas son Bir Hakeim, Trocadéro y Champ de Mars-Tour Eiffel. Aunque está abierta los 365 días del año, casi siete millones de visitantes se congregan en ella cada año, por lo que se recomienda reservar por anticipado. Hay disponibles ascensores entre los tres pisos de la torre. Sin embargo, si le gusta caminar, quizá prefiera subir los 704 escalones hasta el segundo piso y disfrutar de unas vistas excepcionales a través de su armazón enrejado.

Además de la oportunidad de admirar una panorámica de París, cada piso ofrece también su propia selección de atracciones para explorar. El primer piso dispone de un espacio para eventos con un aforo de 300 personas, una tienda de souvenirs y el restaurante Le 58 Tour Eiffel, donde pueden servirle el almuerzo en una elegante cesta de picnic. Asimismo, ofrece una variedad de herramientas de aprendizaje que incluye proyecciones y pantallas táctiles, además de una sección dedicada a los niños, donde los padres pueden elegir un libro de actividades para entretener a los más pequeños. Finalmente, y quizá lo más importante, el piso es totalmente transparente y se encuentra... ¡a 57 metros por encima del suelo!

El segundo piso ofrece la oportunidad de ver la ciudad con un poco más de detalle gracias a los telescopios, y los visitantes también pueden optar por degustar la cocina gourmet francesa contemporánea creada por el célebre chef Alain Ducasse en el restaurante Le Jules Verne. No obstante, si desea brindar por una ocasión muy especial puede disfrutar de una visita al Champagne Bar en el último piso. En la planta baja, el primer y el segundo piso, también hay tiendas de comida que venden ensaladas, pasteles, pastas y bebidas, además de una pastelería de coloridos dulces típicos franceses (macaron bar) en el segundo piso.

Aquellos que deseen descubrir más detalles sobre la historia de la torre pueden reservar una plaza en sus dos visitas guiadas. La visita “Entre bastidores” ofrece acceso exclusivo a zonas específicas que normalmente están fuera del alcance del público, mientras que la opción “Visita con espectáculo” incluirá una historia de amor educativa y teatral interpretada por un actor. Entre las atracciones de temporada se cuentan los asombrosos fuegos artificiales de Año Nuevo, terrazas de temática veraniega y una reluciente pista de patinaje en invierno. Sin embargo, uno de los momentos más mágicos se produce todas y cada una de las noches del año. Durante cinco minutos cada hora, desde el anochecer hasta la una de la madrugada, la torre parece centellear. Este espectáculo baña la torre con una luz dorada mientras 20 000 bombillas de luz blanca parpadean para proporcionar un efecto resplandeciente, y el resultado es absolutamente fascinante.

Tanto si desea descubrir más detalles de la historia tras uno de los triunfos arquitectónicos más admirados del mundo como si simplemente le apetece admirar las vistas de la capital, la visita a la Torre Eiffel es obligatoria durante una estancia de 5 estrellas en París.